Corrían comienzos de los 70's y un conocido de la misma preparatoria que los hermanos Waldo, ya no podía cuidar más la parcela donde cultivaba cannabis. Entonces, "The Waldos" tomaron una decisión que los salvaría de perder la yerba y que a la larga modificaría el calendario cannábico internacional: arrancaron los moños y empezaron fumar después de salir de clases, en la estatua de Louis Pateur, a las 4:20 de cada tarde.

La disposición de la hora fue espontánea. Se hizo común en el entorno de los jóvenes como las " 4:20 Louis" y el código cannábico fluyó con naturalidad, tomando notoriedad debido a su aparición en el argot popular, en las revistas cannábicas y en las diversas tribus urbanas, dejando de ser una consigna local para tomar transformarse en un símbolo internacional.

El 4:20 ha dejado de ser un simple código que invoque a fumar mariguana, sino que abre el debate de su legalización. En muchos países del mundo, personas de distintas razas, economías, ideologías y posturas se unen para discutir sobre los beneficios del consumo de mariguana alrededor de estas fechas. El Perú no ha sido la excepción.

Hace dos días, se dio la marcha "Un Toque Para Recordar", organizado por los colectivos que buscan la legalización para el uso medicinal, bajo el hashtag #RegulaciónAhora. Son más de 80 niños los que en nuestro país se tratan con aceite medicinal. Ellos se enfrentan a males terribles que los destrozan físicamente como el parkinson, la epilepsia, la esclerosis múltiple y el cáncer. Está científicamente comprobado que el aceite de cannabis medicinal puede hacer por ellos mucho más que el conglomerado de medicinas tóxicas y químicas a los que su destino está encomendado.

El significado del 4:20 ha cambiado desde que los hermanos Waldo decidieron fumar con unos amigos a la hora de salida. Es momento de hablar y debatir seriamente el tema. Es hora de vencer prejuicios, tabúes y estigmas con respecto al consumo de mariguana. Hay un montón de personas sufriendo una persecución injustificada por conseguir la medicina que necesitan ellos y sus hijos. El Estado nunca nos ha dado nada de rodillas. Hay que exigirlo en las calles, con los ojos rojos y la bandera de la regulación.